Holi.

Holi chicas.
A ver, traigo muchas cosas, o eso es lo que creo, para esta entrada.
Lo primero de todo, es pedir perdón. Llevo sin escribir más de dos semanas.
Si, mucho lo se, pero tampoco es que escriba demasiado en el blog. Casi no tengo tiempo.
Pero bueno, intentare escribir más.
Siento decir, que estas próximas tres semanas, si subo 2 entradas es un milagro. Porque tengo la maldita semana de exámenes, y tengo que estudiar demasiado...
Pero en cuanto se acabe, me tendréis por aquí más a menudo.
Vamos a ver... Ya no se que queréis que suba, si cosas como las de cuando empece, o relatos, o que.
Así que, he pensado, que cuando suba una entrada, me podéis dejar un comentario con lo próximo ¿os parece?
Espero que si xD
Y bueno, vengo con un relato.

Copenhage. Restaurante del interior de la ciudad. Una familia, cena sonriente.
Las dos pequeñas hermanas, Amelie y Delilah, miraban a sus padres, tranquilas.
El camarero llega a la mesa, y deja un segundo plato.
La cena acaba tranquila, y salen de aquel restaurante.
Les esperaba un camino a casa, bastante largo. Pero a ninguno les importaba. Hacían aquello cada semana. Era una especie de tradición, y nunca se la saltaban. Los paseos por la ciudad, los empezó a hacer tradición la madre, y ahora, son las pequeñas las que no pueden vivir sin ellos.
Eran una familia feliz, siempre lo habían sido. Al menos, a vista de todo el mundo.
Casi una hora después, llegaron a su casa.
La madre, acompaño a las niñas a la cama.
Salió del cuarto, y volvió al salón con su marido.
Él, como acostumbraba a hacer, cada noche, miraba las cartas de los bancos.
Intentando buscar, un lugar del que sacar el dinero que necesitaban.
La sonrisa de la madre, se borro al ver la cara de su marido.
Se sentó a su lado en el sofá, y le puso la mano en la rodilla, tratando de calmarlo.
-Tranquilo, saldremos de esta-Dijo la mujer.
-Pues no se como.
-Como sea, pero por ellas.
El marido la miro, y la beso, como cuando eran jóvenes.
-Venga, mejor que nos acostemos... Ya pensaremos en algo.
-Esta bien.
Caminaron por el estrecho pasillo, que llevaba a su habitación.
El padre se asomo a la habitación de sus hijas.
"Buenas noches, pequeñas de las dudas infinitas"
Era una frase que siempre las decía.
Se metieron en la cama, y se durmieron.


Bueno, pues quería haberlo hecho mejor, pero no tenia tiempo. Esta entrada, se la dedico a Mi pequeña de las dudas infinitas jijijiji.
Y Valle, ya hablaremos...
Os quiero.
Adios a todos.